El árbol de pecanas
Junto las manos
para recoger las pecanas del suelo;
las escondo en los bolsillos
para correr hacia atrás en las calles.
Nunca había visto un árbol de pecanas
hasta que llegué a Jonesboro, AR.
Pero la primera vez que vi una
pensé en mi madre, pensé en Perú,
su patria Ica, el desierto
que dejó atrás el año en que nació.
Me gusta dar vueltas alrededor del árbol de pecanas;
me gusta cómo mis hijos suben por él.
Desde allí me cuentan historias y chistes:
“Su nombre era Fredo y se tiró un pedo.”
Los árboles también son libros,
libros que nos devoran
desde dentro, como pequeños caníbales,
libros que cuelgan como carne humana
del árbol de pecanas que crece en nosotros.
Los libros cuelgan:
Mujercitas,
La vuelta al mundo en 80 días,
La isla del tesoro,
y mi corazón, fugitivo y solitario.
(Spanish version by Dr. Vicent Moreno, Arkansas State University)